Antes de nacer flotamos en el líquido amniótico. Respirar es superfluo.
El oxígeno vital llega por el cordón umbilical. Como un balón comprimido esperan los pulmones su primer uso. Con el grito de la vida, se llenan de aire por primera vez. De repente fluye algo nuevo en los pulmones, algo sin precedentes… Partículas de polvo, bacterias, virus – incluso el oxígeno es algo desconocido. En la profundidad de los bronquios se encuentran las vesículas pulmonares, en forma de uvas. Aquí ocurre el milagro. Filtrado por una membrana fina, los vasos sanguíneos absorben el oxígeno. En conjunto, estos membranos son 40 veces más grandes que la superficie de la piel. Todo el aire que respiramos es filtrado por esta enorme superficie. Pero el aire no es igual de bueno en todas partes. Los gases residuales y las partículas en suspensión dificultan la respiración. ¿Cómo pueden mantenerse sanos los pulmones? Leer más... |