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Yamas y Niyamas - los principios fundamentales del yoga

son la base del famoso “óctuplo camino” del Yoga, pero a menudo pasan desapercibidos:
Los Yama y Niyama, los fundamentos éticos de la práctica del Yoga son verdaderas perlas y su ejercicio permite alcanzar profundidad en la calidad de vida.
Los Yoga-Sutras del maestro Patanjali (aprox. 300 d.C.), el Clásico de la literatura yoguica por excelencia, tiene fama sobre todo por el concepto del Ashtanga-Yoga, del camino “óctuplo.” Incluye diferentes prácticas de Yoga en un sistema coherente que aspira a la transformación fundamental del practicante: desde la identificación con las capas exteriores del Ser, hasta la liberación de la esencia en el corazón del propio Ser.
En primer lugar de este camino se mencionan Yama y Niyama. A continuación sigue la enseñanza del mucho más popular Asana, en primer lugar la posición sentada, que debe de ser estable y cómoda, y además todos los ejercicios que preparan para esta postura. Pranayama, o el cultivar la respiración, que conduce a la introspección, en los campos contemplativos y meditativos de Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi.
Yama y Niyama a menudo no se perciben en una práctica sucesiva, aunque se trate de ejercicios fundamentales de la práctica del Yoga. Ambas definiciones se basan en la raíz verbal “yam” que significa tanto como “contención.” Se trata de la contención, no en el sentido de la represión, sino del saber conducir las energías, más o menos caóticas, a un objetivo, así como un buen cochero sabe conducir sus caballos suave- y seguramente al destino.
Los Yamas y Niyamas no forman una moral rígida, sino una ética del trabajo paciente consigo mismo, la dedicación a sus propias debilidades y la cultivación de las virtudes humanas. Los Yamas se pueden comprender como la emancipación de los comportamientos que contrarrestan lo significante, la esencia del hombre, como la violencia, que se menciona en primer lugar. Los Niyamas sirven para desarrollar las virtudes.
La siguiente interpretación de los fundamentos éticos del Yoga es una interpretación personal y “moderna” y se diferencia en algunos aspectos de lo que los sabios Yoguis de la India desarrollaron hace miles de años. Es un intento de acercar el sentido de esta ética a nuestra sociedad.
Los Yamas
Ahimsa
A menudo se traduce con la “no-violencia” y se hizo famoso en todo el mundo con la vida de Mahatma Gandhi. Mejor sería la traducción de “no perjudicar”, porque finalmente también existen formas de violencia que son útiles: por ejemplo cuando se tiene que salvar a una persona que se está ahogando y dando palos de ciego. Para salvarle la vida hay que darle un buen puñetazo y dejarla inconsciente.
No perjudicar a ningún ser vivo, no solamente con palabras y en el comportamiento, incluso en los pensamientos, así se define la primera tarea del ejercicio de los Yoga-Sutras, y es a la vez una de las más difíciles, pero esencial. Ahimsa es una invitación para permitir a la propia sensibilidad, o a la inteligencia del corazón, desarrollarse completamente. Esto es un trabajo duradero en el que no se trata de reprimir los impulsos agresivos, sino de mentalizarse de ello, para analizarlos y llegar a su causa, para disolverlos. Por supuesto Ahimsa también se refiere a la propia persona y a la práctica de Asana.
Satya
Se traduce como “veracidad” y recuerda el mandamiento bíblico del “no mentir”. Se deriva del término sanscrito Sat, que define el Ser puro. Con la conciencia pura, Cit, y la felicidad, Ananda, forma uno de los tres atributos clásicos de Atman, de la esencia del hombre. Con el sentido profundo de Satya se trata de expresar esta calidad del Ser y de emanciparse de cualquier apariencia. Esto significa entre otros, de abstenerse de cualquier mentira – sabiendo que lo más importante consiste en no engañarse a sí mismo.
Asteya
También el tercer Yama recuerda un mandamiento bíblico: “no robar”. Pero esto también significa más que solo abstenerse de no tomar nada que no nos pertenezca. Se trata de no tomar nada sin haberse esforzado correspondientemente. Se trata del equilibrio entre el dar y el recibir, especialmente también en las relaciones. Se trata de no cargarse con nada que no se necesite realmente. Una tarea que sienta como un guante a esta sociedad de consumo.
Precioso es el Sutra que describe el efecto de Asteya: “si estamos firmemente anclados en el “no-robar,” se nos serán dados todos los tesoros…”
Brahmacarya
El cuarto Yama a menudo se traduce con “castidad” y a muchos nos resulta problemático. En una interpretación “moderna” no se trata precisamente de abstenerse de cualquier contacto sexual. Esto podría ser el origen de fuertes tensiones. Mucho más se trata del “cómo”, para evitar cualquier forma de sentimientos egoístas y cualquier forma de abuso, para alcanzar el más alto nivel de cariño y amor (consagrado) en el sentido de Brahman, para moverse en los espacios divinos de lo Absoluto.
Aparigraha
A menudo traducido como “pobreza”. Aquí tampoco se trata de abstenerse de cualquier propiedad o tenencia. Propiedad puede ser útil. Una interpretación espiritual acentúa la renuncia a la identificación con cualquier posesión. Se trata de no sentirse mejor, por poseer algo. También se refiere a la posesión de lo que más queremos y de lo que algún día debemos desprendernos: nuestro cuerpo y nuestra mente.
Los Niyamas
Shauca
Significa pureza. A esto se asocia la higiene física, pero especialmente también la pureza interior. La definición proviene de la raíz verbal Shuc, que significa, brillar, alumbrar. Así que dejar brillar la luz interior, removiendo cualquier oscurecimiento. Este es el sentido más profundo del concepto. Las impurezas son, en primer lugar, de naturaleza mental: todas las formas de emociones y actitudes negativas, como el egoísmo, la envidia, la avaricia, el desprecio o la autocompasión.
Samtosha
La satisfacción en toda situación vital es un maravilloso ejercicio, aunque no muy fácil. El ejercicio del contentamiento aspira de armonizarse con la propia esencia. Esta esencia está caracterizada por Ananda, la felicidad.
Tapas
Este Niyama a menudo se traduce con ascetismo, lo que supone una definición muy abstracta con fondo negativo. Tapas proviene de la raíz verbal Tap, que significa arder o cocinar. Se trata de encender el “fuego interno” y de conservarlo, para poder realizar la transformación a lo significante con la intensidad necesaria. También podríamos decir que se trata de “cocinarse” a sí mismo, de transformarse de un estado crudo a un estado cultivado. Requisito importante para esto es evitar un desgaste innecesario de energía a través de la concentración en lo esencial. Para ello se practica Manasa Tapas, el cultivar del silencio interno.
Svadhyaya
Hoy en día se traduce con el auto-estudio. Originariamente se refería a la contemplación y a la recitación de textos, transmitidos verbalmente. Hoy podríamos decir: escuchar a las personas que han avanzado en el camino espiritual. El estudio de obras literarias de la sabiduría como por ejemplo los Upanishaden, el Bhagavad Gita, los Yoga Sutras, el Sermón del Monte, etc. Incorporar los impulsos recibidos y ponerlos en práctica.
Ishvara-Pranidhana
La dedicación y entrega de pensamientos, palabras y actos al “Señor”, a lo Divino, a algo dentro de nosotros que supera la personalidad, supone una vez más un requerimiento al abandono del egoísmo. La tradición dice: quien busca a Dios no lo encontrará, pero alguien que se olvida de sí mismo, ciertamente lo encontrará.
Los Yamas y Niyamas forman una unidad que se complementa y se equilibra para evitar excesos en cualquier sentido. Los ejercicios de los Yamas y Niyamas forman la base sobre la cual florece Asana y Pranayama, conduciendo a los estados meditativos. Son indispensables, si aspiramos librarnos de las ilusiones, del egoísmo, la avaricia, el odio y del miedo. Así como lo definen los Yoga Sutras: son exigentes pero accesibles para todo el mundo.
Los Yama y Niyama, los fundamentos éticos de la práctica del Yoga son verdaderas perlas y su ejercicio permite alcanzar profundidad en la calidad de vida.
Los Yoga-Sutras del maestro Patanjali (aprox. 300 d.C.), el Clásico de la literatura yoguica por excelencia, tiene fama sobre todo por el concepto del Ashtanga-Yoga, del camino “óctuplo.” Incluye diferentes prácticas de Yoga en un sistema coherente que aspira a la transformación fundamental del practicante: desde la identificación con las capas exteriores del Ser, hasta la liberación de la esencia en el corazón del propio Ser.
En primer lugar de este camino se mencionan Yama y Niyama. A continuación sigue la enseñanza del mucho más popular Asana, en primer lugar la posición sentada, que debe de ser estable y cómoda, y además todos los ejercicios que preparan para esta postura. Pranayama, o el cultivar la respiración, que conduce a la introspección, en los campos contemplativos y meditativos de Pratyahara, Dharana, Dhyana y Samadhi.
Yama y Niyama a menudo no se perciben en una práctica sucesiva, aunque se trate de ejercicios fundamentales de la práctica del Yoga. Ambas definiciones se basan en la raíz verbal “yam” que significa tanto como “contención.” Se trata de la contención, no en el sentido de la represión, sino del saber conducir las energías, más o menos caóticas, a un objetivo, así como un buen cochero sabe conducir sus caballos suave- y seguramente al destino.
Los Yamas y Niyamas no forman una moral rígida, sino una ética del trabajo paciente consigo mismo, la dedicación a sus propias debilidades y la cultivación de las virtudes humanas. Los Yamas se pueden comprender como la emancipación de los comportamientos que contrarrestan lo significante, la esencia del hombre, como la violencia, que se menciona en primer lugar. Los Niyamas sirven para desarrollar las virtudes.
La siguiente interpretación de los fundamentos éticos del Yoga es una interpretación personal y “moderna” y se diferencia en algunos aspectos de lo que los sabios Yoguis de la India desarrollaron hace miles de años. Es un intento de acercar el sentido de esta ética a nuestra sociedad.
Los Yamas
Ahimsa
A menudo se traduce con la “no-violencia” y se hizo famoso en todo el mundo con la vida de Mahatma Gandhi. Mejor sería la traducción de “no perjudicar”, porque finalmente también existen formas de violencia que son útiles: por ejemplo cuando se tiene que salvar a una persona que se está ahogando y dando palos de ciego. Para salvarle la vida hay que darle un buen puñetazo y dejarla inconsciente.
No perjudicar a ningún ser vivo, no solamente con palabras y en el comportamiento, incluso en los pensamientos, así se define la primera tarea del ejercicio de los Yoga-Sutras, y es a la vez una de las más difíciles, pero esencial. Ahimsa es una invitación para permitir a la propia sensibilidad, o a la inteligencia del corazón, desarrollarse completamente. Esto es un trabajo duradero en el que no se trata de reprimir los impulsos agresivos, sino de mentalizarse de ello, para analizarlos y llegar a su causa, para disolverlos. Por supuesto Ahimsa también se refiere a la propia persona y a la práctica de Asana.
Satya
Se traduce como “veracidad” y recuerda el mandamiento bíblico del “no mentir”. Se deriva del término sanscrito Sat, que define el Ser puro. Con la conciencia pura, Cit, y la felicidad, Ananda, forma uno de los tres atributos clásicos de Atman, de la esencia del hombre. Con el sentido profundo de Satya se trata de expresar esta calidad del Ser y de emanciparse de cualquier apariencia. Esto significa entre otros, de abstenerse de cualquier mentira – sabiendo que lo más importante consiste en no engañarse a sí mismo.
Asteya
También el tercer Yama recuerda un mandamiento bíblico: “no robar”. Pero esto también significa más que solo abstenerse de no tomar nada que no nos pertenezca. Se trata de no tomar nada sin haberse esforzado correspondientemente. Se trata del equilibrio entre el dar y el recibir, especialmente también en las relaciones. Se trata de no cargarse con nada que no se necesite realmente. Una tarea que sienta como un guante a esta sociedad de consumo.
Precioso es el Sutra que describe el efecto de Asteya: “si estamos firmemente anclados en el “no-robar,” se nos serán dados todos los tesoros…”
Brahmacarya
El cuarto Yama a menudo se traduce con “castidad” y a muchos nos resulta problemático. En una interpretación “moderna” no se trata precisamente de abstenerse de cualquier contacto sexual. Esto podría ser el origen de fuertes tensiones. Mucho más se trata del “cómo”, para evitar cualquier forma de sentimientos egoístas y cualquier forma de abuso, para alcanzar el más alto nivel de cariño y amor (consagrado) en el sentido de Brahman, para moverse en los espacios divinos de lo Absoluto.
Aparigraha
A menudo traducido como “pobreza”. Aquí tampoco se trata de abstenerse de cualquier propiedad o tenencia. Propiedad puede ser útil. Una interpretación espiritual acentúa la renuncia a la identificación con cualquier posesión. Se trata de no sentirse mejor, por poseer algo. También se refiere a la posesión de lo que más queremos y de lo que algún día debemos desprendernos: nuestro cuerpo y nuestra mente.
Los Niyamas
Shauca
Significa pureza. A esto se asocia la higiene física, pero especialmente también la pureza interior. La definición proviene de la raíz verbal Shuc, que significa, brillar, alumbrar. Así que dejar brillar la luz interior, removiendo cualquier oscurecimiento. Este es el sentido más profundo del concepto. Las impurezas son, en primer lugar, de naturaleza mental: todas las formas de emociones y actitudes negativas, como el egoísmo, la envidia, la avaricia, el desprecio o la autocompasión.
Samtosha
La satisfacción en toda situación vital es un maravilloso ejercicio, aunque no muy fácil. El ejercicio del contentamiento aspira de armonizarse con la propia esencia. Esta esencia está caracterizada por Ananda, la felicidad.
Tapas
Este Niyama a menudo se traduce con ascetismo, lo que supone una definición muy abstracta con fondo negativo. Tapas proviene de la raíz verbal Tap, que significa arder o cocinar. Se trata de encender el “fuego interno” y de conservarlo, para poder realizar la transformación a lo significante con la intensidad necesaria. También podríamos decir que se trata de “cocinarse” a sí mismo, de transformarse de un estado crudo a un estado cultivado. Requisito importante para esto es evitar un desgaste innecesario de energía a través de la concentración en lo esencial. Para ello se practica Manasa Tapas, el cultivar del silencio interno.
Svadhyaya
Hoy en día se traduce con el auto-estudio. Originariamente se refería a la contemplación y a la recitación de textos, transmitidos verbalmente. Hoy podríamos decir: escuchar a las personas que han avanzado en el camino espiritual. El estudio de obras literarias de la sabiduría como por ejemplo los Upanishaden, el Bhagavad Gita, los Yoga Sutras, el Sermón del Monte, etc. Incorporar los impulsos recibidos y ponerlos en práctica.
Ishvara-Pranidhana
La dedicación y entrega de pensamientos, palabras y actos al “Señor”, a lo Divino, a algo dentro de nosotros que supera la personalidad, supone una vez más un requerimiento al abandono del egoísmo. La tradición dice: quien busca a Dios no lo encontrará, pero alguien que se olvida de sí mismo, ciertamente lo encontrará.
Los Yamas y Niyamas forman una unidad que se complementa y se equilibra para evitar excesos en cualquier sentido. Los ejercicios de los Yamas y Niyamas forman la base sobre la cual florece Asana y Pranayama, conduciendo a los estados meditativos. Son indispensables, si aspiramos librarnos de las ilusiones, del egoísmo, la avaricia, el odio y del miedo. Así como lo definen los Yoga Sutras: son exigentes pero accesibles para todo el mundo.
Fotos utilizadas en Creative Commons desde efradera, Yogendra174